«Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación» (Mateo 5:4)
El llanto es una expresión de los sentimientos que se están produciendo en nuestro interior. Aunque estos sentimientos pudieran ser de alegría, por lo general suelen serlo de dolor y aflicción por las circunstancias que se puedan estar viviendo.
¿Cómo es posible entonces que puedan ser felices, bienaventurados, los que lloran? Esto es lo que afirma Jesús en la segunda de las denominadas bienaventuranzas que encontramos en Mateo 5:1-12. No nos parece que el llanto pueda producir ningún tipo de felicidad ni sensación de bienestar para la persona que lo experimenta.